Somnolencia. en Galería Miranda. 2007
hasta el día 6 de julio, pueden visitar la intervención pictórica "Somnolencia" en la vidriera de la galería Miranda, en EEUU 726, en el horario de 12 a 20 hs. Curada por Rodrigo Vázquez. Artistas: Viviana Blanco, Paulina Silva y Adriana Minoliti.
Los esperamos.
Los esperamos.
Somnolencia.
(del lado de adentro, del de afuera o de ambos)
texto de Rodrigo Vázquez
"Hay cierta hora en que el pastor ingenuo se asombra ante la naturaleza que le envuelve. La penumbra se espesa, el color de las cosas se uniforma en el gris homogéneo de las siluetas, la primera humedad crepuscular levanta de todas las hierbas un vaho de perfume, aquietase el rebaño para echarse a dormir, la remota campana tañe su aviso vesperal. La impalpable claridad
lunar se emblanquece al caer sobre las cosas; algunas estrellas inquietan con su titilación el firmamento y un lejano rumor de arroyo brincante en las breñas parece conversar de misteriosos temas. Sentado en la piedra menos áspera que encuentra al borde del camino, el pastor contempla y enmudece, invitado en vano a meditar por la convergencia del sitio y de la hora. Su admiración primitiva es simple estupor. La poesía natural que le rodea, al reflejarse en su imaginación, no se convierte en poema. Él es, apenas, un objeto en el cuadro, una pincelada; un e en la penumbra. Para él todas las cosas han sido siempre así y seguirán siéndolo, desde la tierra que pisa hasta el rebaño que apacienta."
En estas palabras de José Ingenieros veo representado dos extremos factibles en los posibles niveles de contemplación. El más temprano y el más tardío, si se quiere, dentro del fenómeno apreciativo. El uno, del personaje que vive la escena de la cita preliminar, y el otro del narrador que la propone. Extremos que van desde la actitud pasiva, representada mediante un hipotético pastor sobre la lisa piedra al borde de un camino; a la erudición consciente del autor, capaz de excitarse hasta la más fina membrana de intelecto por la vía espiritual, que lo lleva a expresarse de un modo poético y casi pictórico.
En otro orden de cosas veo también, en ciertos criterios curatoriales, una irremediable necesidad de llevar al espectador hacia el segundo de estos estadíos. El pensador argentino hablaba con preestablecido desdén del pastor, considerándolo mas bien una parte del cuadro que una fuente de inteligencia emocional haciendo uso de sus bondades. Por mi parte no veo mayor inconveniente en dejar a cada espectador librado a su azar o a su destino, con tal de no llevarlo por torcidos senderos producto de la obligación ineludible de enarbolar una x hipótesis y fundamentarla, para creer que así se da cumplimiento formal a lo que de un curador al parecer se espera. Si verdaderamente es necesario contextualizar ciertos tipos de criterios o justificar determinados ejes teóricos y de esa necesidad surge un grupo semántico ordenado de ideas escritas meramente utilitarias, lo encuentro inevitablemente acertado y agradable a la vez. Caso contrario. no.
Frente a la obra realizada por el trinomio Blanco - Silva Hauyon - Minoliti, preferí dejar en primer plano la acción misma de pintar y hacer una obra conjunta, que el interponer entre ésta y el observador suficiente pretexto que permita, simplemente, justificar mi intervención dotándola de intención. No tengo intenciones curatoriales para esta ocasión. Me parece que el motivo de esta reunión de artistas, confluyendo no en una muestra de sus individualidades sino en una obra única que las funde al excederlas, es pretexto más que suficiente. En vano sería para mi desplegar una tesis inherente al caso pero traída a colación unilateralmente. En vano sería proponerme disertar a cerca de una obra que lo dice todo y a todos. Aunque fuere, justamente, en distintos grados. Ahí los dejo a todos ustedes: a solas con ella. Cada uno conseguirá situarse ya sea donde se sienta mejor o donde el destino le haya reservado lugar. Del lado de la somnolencia indeterminada o del lado de la conciencia encumbrada. Del lado de adentro o del de afuera. Pudiendo, de hecho, pasar por ambos.
De ellas, llamaron mi atención particularmente, los distintos puntos de convergencia y bifurcación hallados sus obras. Condición que facilitaría al instante la articulación en conjunto de una obra homogénea que respondiese, a la vez, a intencionalidades particulares de cada una de ellas por igual. Trabajar de a tres estribó en ser la cifra mínima necesaria para conformar un grupo, factor sine qua non para explotar al máximo el aludido proceso de trabajo.
Trabajar con estas artistas derivó de haber definido concretar un proyecto que estuviese, de modo alguno, evidentemente ligado a la tradición pictórica y posible de llevar al espectador por aquellos envolventes parajes visuales del primer párrafo. Realizado en una técnica mas bien tradicional y rescatando mi sospecha de que el medio no siempre es el mensaje. Bogando por un tipo de obra contemporánea no exclusivamente a nivel epidérmico, mas sí a nivel interior. Interpretando estas dicotiledóneas facetas como sendas caras dependientes entre si y constituyentes del hecho artístico.
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